“LO QUE MÁS ME GUSTA DE MI TRABAJO ES QUE LA OFICINA ESTÁ AL AIRE LIBRE”

Háblanos un poco sobre ti (nombre, edad, de dónde eres…)

Me llamo Javier Aldama, tengo 33 años y he nacido en Bilbao. Desde los tres a los diez años viví en San Vicente de la Sonsierra y luego me trasladé a Vitoria. Hace seis años, tras quedarme sin trabajo, decidí regresar a San Vicente a ayudar a mi padre con el viñedo y cuando él falleció me hice cargo de las viñas. Aprovecho esta entrevista para agradecer a mi familia todo el apoyo que me han dado, en especial a mi madre Mª Ángeles.

 

¿Por qué decidiste dedicarte a la viticultura? ¿Cuál es tu formación?

La viticultura me ha gustado desde siempre. De pequeño iba con mi padre al campo y le ayudaba en lo que podía. Estudié geología en Bilbao. Elegí esta carrera porque el contacto con el campo despertó en mi la curiosidad sobre la Tierra, su formación y evolución… La geología me ha ayudado mucho con la viticultura, a conocer mejor la estructura de nuestros suelos arcillo – calcáreos, que son una perfecta combinación de arcilla y arena ideal para el cultivo de la vid.

 

¿Cuánto tiempo llevas vinculado a Bodegas Sonsierra? 

Mi familia ha estado vinculada a la bodega desde el inicio ya que mi abuelo Florencio, al que todos conocían con el apodo de ‘El Caminero,’fue socio-fundador de la cooperativa. Después Gerardo, mi padre, tomó el relevo y hace seis años lo hice yo. Así que soy la tercera generación que forma parte de este proyecto y que lleva con orgullo el apodo de ‘El Caminero’, como corresponde.

 

¿Cómo has ido aprendiendo el “oficio”?

Pues poco a poco. Desde que era chaval, con 14 años, he participado con mi familia durante las vacaciones o fines de semana en las tareas del campo. Solía ayudar a desnietar, espergurar, vendimiar… En fin, lo que tocara según la época del año. Así que todo lo aprendí de mi padre y de mi abuelo.

 

¿Qué es lo que más valoras de tu trabajo como viticultor? 

Lo que más me gusta de mi trabajo es que la oficina está al aire libre. ¡Eso me encanta! Me encanta la viña. Valoro mucho la libertad, no tener ataduras ni estrés. Poder tener un horario más flexible… es un lujo.

 

¿Qué significa para ti ser viticultor?

Hacer lo que más me gusta. Yo disfruto del campo.

 

¿Cómo entiendes hoy en día la viticultura? 

Pienso que el viñedo hay que cultivarlo de forma tradicional pero aprovechando también los avances y tecnología que tenemos a nuestro alcance. Pero siempre sin perder de vista ese enfoque de viticultura tradicional. Al final hay que querer a cada cepa tal y como es y cuidarla y mimarla para que dure lo máximo posible y nos dé las mejores uvas posibles.

 

¿Cuáles son los mayores retos a los que te enfrentas cada día?

Adaptarme a las circunstancias. Todos los años realizo las mismas labores en el viñedo pero ningún año es igual. Es fundamental saberte adaptar a las circunstancias de cada añada para conseguir la máxima calidad en la producción. Cuando te dedicas al campo debes asumir que corres riesgos y que hay cosas que no dependen de ti, y por eso es importante tener esa capacidad de adaptación.

 

¿Qué tareas se realizan en el viñedo en esta época del año?

En estos momentos previos a la vendimia las tareas que estamos realizando son el deshojado y aclareo de algunos racimos, que son labores fundamentales para favorecer una correcta maduración de los racimos y evitar enfermedades.

 

¿Cómo ves el futuro de Sonsierra?

Lo veo bastante bien. Tengo mucha ilusión con el nuevo proyecto de bodega que ya está listo para esta próxima vendimia.  Lo más importante es que esto es nuestro medio de vida, pero sobre todo que disfrutamos con lo que hacemos.

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