Aquí, la poda forma parte de una cultura transmitida de generación en generación. Y la experiencia es fundamental para resolver los desafíos de la naturaleza. Nuestros socios viticultores no dudan cuando las condiciones adversas llegan a la viña gracias al conocimiento de esta tierra transmitido de padres a hijos. En un año intenso como fue 2017, con una gran helada y sequía, la poda debe comenzar con la espergura, la limpieza en verde de la viña. Comprobamos el estado del viñedo y eliminamos en cada cepa las yemas secas para seleccionar los chupones o esperguras que saldrán después, y que se deben dejar para que la viña pueda disponer de poda y brotar de nuevo garantizando la producción en la siguiente estación. Con la poda nuestros viticultores trabajan para mejorar la arquitectura de la cepa con el objetivo de regenerar la viña, una filosofía sencilla pero también minuciosa, requiere amplios conocimientos y experiencia ya que cada planta necesita una intervención específica, según su estado.
Durante estos meses nuestros socios viticultores se convierten en arquitectos del viñedo, además de cirujanos para regenerar las cepas eliminando la madera seca y dejando brotes nuevos… también es un trabajo fundamental para asegurar la mejor disposición de los nuevos pulgares para la sanidad de la uva y la calidad en nuestros vinos.