Una añada precoz gracias a las altas temperaturas de verano que adelantaron 12 días el inicio de la vendimia respecto a otros años. Para mediados de septiembre los racimos se encontraban bien desarrollados y sueltos. La gran diferencia térmica entre el día y la noche en la última etapa de la maduración hizo que las uvas llegasen a bodega con un magnífico equilibrio de sus parámetros esenciales como graduación alcohólica, polifenoles y acidez, destacando también la alta intensidad aromática de las variedades.
Sin duda una añada que nos hace soñar con vinos extraordinarios.